domingo, 22 de julio de 2007

¿Qué problemas? Mirad a Juanito


Es que hay demasiado dolor en el mundo para preocuparse por pormenores personales. Es que es tanta la porquería rebosando por todos lados que mirar duele, que entender duele mucho. Las cuotas de individualismo alcanzan niveles elevados en gran cantidad de personas. Los pormenores personales son los protagonistas para muchos. Y es que vivimos en una sociedad en la que uno tiene que preocuparse mucho de su estética, mucho de lo que consume, entre otras cosas; si quiere encajar, claro está.

Hay mendigos por doquier, hay cartoneros: hay desposeídos, y resulta doloroso, más cuando son niños. Niños buscando comida en la basura para comer. Rebajando su dignidad de diferentes formas para poder sobrevivir, como si fuesen quien sabe que clase de escoria de la sociedad. Contrastando, las problemáticas personales convencionales se vuelven harto insignificantes. No hablo de lástima: da bronca, se siente una impotencia inexplicable al ver criaturas en un estado totalmente indefenso. Lo peor que puede pasar, y que lamentablemente no es algo raro, es pensar que es una situación inevitable, que es algo “que pasa y ya”, que es algo a lo que hay que acostumbrarse.

Es hipócrita pensar de esa forma. Ese pensamiento es inadmisible, se debe luchar contra eso; no es “problema ajeno”. Sabemos que la solución no esta en dar dinero, aunque se haga, porque la situación no se soluciona así, porque seguirá sucediendo.

Centremos la cuestión en los “niños de la calle”, hay una expresión artística inmejorable al respecto: Juanito Lagunas, creación de Antonio Berni. Juanito es la representación de innumerables chicos de nuestra tierra. Niños que deberían tener una niñez digna, que no pueden defenderse, que su situación es uno de muchos estigmas de la sociedad actual.

Los desechos de las sociedades de consumo metropolitanas son la vida de ellos. No existe forma de echarles la culpa de su situación ¿Quién lo haría? La inocencia de un niño y la ingenuidad que representa no lo admiten. En relación con ello, su vida aplastada y pisoteada es algo indignante.

El niño no sabe leer, tiene hambre, tiene sueño, tiene frío, tiene calor… no tiene posibilidades de aprender, no tiene que comer, no tiene donde dormir, no tiene con que cubrirse, no tiene con que mitigar el calor… No tiene, esta desposeído. Y nadie lo escucha, nadie lo mira; saben que esta ahí, pero lo ignoran deliberadamente. Muchos de lo que lo hacen están preocupados, preocupados por su propia situación que les impone la sociedad en que viven: consumir, competir, ser mejor que el otro; ser mas que, tener mas que; y todo en una lógica –ilógica- narcisista de la muchos se vuelven esclavos. Esclavos de la imagen, esclavos de lo superfluo. Por eso es no interesa que pase a los juanitos, es por eso que no lo miran, no lo escuchan, es por eso que no lo quieren percibir. Él, en cambio, si percibe cuando no lo ven y cuando lo ignoran deliberadamente. No entiende…y si llegado el caso se resiente con la sociedad y no se adapta, aplaudirán cuando las fuerzas represivas lo ajusticien.

Los que se atreven a mirar, los ven por doquier, y la bronca, la impotencia, el dolor se vuelve propio. Los que quieren hacer algo no significa que puedan; querer no es poder… y poder a veces, no es querer: es escandaloso saber cuanto ganan algunos miembros de grandes ONG´s. Ver, pensar y entender no alcanza si no se hace algo concreto. ¿Qué seria hacer algo concreto? Luchar en la base buscando solución, o acumular fuerzas haciendo que otros miren, piensen y entiendan.

Como diria Berni “ ...a Juanito lo veo y lo siento como arquetipo de una realidad... es un símbolo que yo agito para sacudir la conciencia de la gente. Quiero que para nadie sea un pobre chico, sino un chico pobre que rechaza como un agravio el que se lo considere y se lo siga considerando un pobre chico. Juanito Laguna no pide limosna; reclama justicia. En consecuencia, pone a la gente ante esa disyuntiva: los cretinos compadecerán y harán beneficio con los Juanitos Laguna; los hombres y mujeres de bien les harán justicia. De eso se trata.”.

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Si quieren saber mas sobre Juanito Lagunas: http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi98/JuanitoyRamona/Juanito%20Laguna.htm

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no me ponen crítica mis escritos no van a tener desarrollo dialéctico. ¡Ponganme cosas en oposición!
xD

Mauro, el vagabundo... dijo...

Tomas Moro, Platon, Rosseau y Marx tiene algo en común...


la propiedad privada es un problema...

Anónimo dijo...

Faltaron bocha de autores po!

Mauro, el vagabundo... dijo...

y si mas bien mi kioskero de la esquina tb habla mal de la propiedad privada pero tc lo nombro XD

simplemente dije los primeros 3 que "casualmente" me vinieron a la mente...
^

^^

Despierta el Sur dijo...

Muchas gracias por haber pasado.
Por más que Fidel no sea el actual presidente, lo es en la esencia política de Cuba.
La apariencia y la esencia tienen una relación dialéctica para Marx, y considero que por más que Raúl esté al mando ahora, el verdadero poder lo sigue teniendo su hermano Fidel.
Nuevamente gracias por pasar y espero lo hagas más seguido.
Saludos!

babylonia dijo...

Post crudo pero real, yo también postée algo así en mi blog con respecto del 25 de Mayo, en fin NO PIENSO ACOSTUMBRARME A VER GENTE SUMIDA EN LA MISERIA Y COMIENDO MIERDA ME NIEGO! y des mi lugar hago lo que humildemente puedo.

Saber en Salud dijo...

TRABAJO FINAL de INSTITUCIONES, PODER y REPRESENTACION

Profesor: Enrique Del Percio

Autor: Alejandro Maria Romero

LAS CLASES, EL CONSUMO y SU RELACION CON LA BASURA


2do Trimestre 2005
ESCUELA NACIONAL de GOBIERNO



Todas las mañanas cuando bajo del subte “B” en la estación Pasteur, veo a una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos, durmiendo entre cartones frazadas y changuitos robados a algún supermercado suburbano. Entre los bostezos matutinos y el desayuno con lo que se tenga a mano, estos argentinos como tantos otros cartoneros en la ciudad de Buenos Aires, se aprestan a comenzar una jornada de recolección de deshechos, desperdicios y basura del sector de la población que consume de primera mano. ¿cómo llegaron a esa situación? ¿fueron expulsados por el mercado laboral? ¿ son una alternativa “pacifica” frente a los piquetes que cuestionan un reparto injusto de la riqueza? ¿hacen de limpiafondo en el acuario de los consumidores de la gran urbe, y por ende cumplen una función de reciclaje indispensable?
Trataremos en este ensayo de dilucidar algunos de estos interrogantes.
La basura como producto de la actividad humana
En un contexto ecológico podemos distinguir en los ecosistemas, tres grandes compartimentos: productores, consumidores y descomponedores. La población humana es la primera que puede trasmitir a su descendencia una enorme cantidad de información por vía no genética; la energía fósil (en petróleo, carbón) le sirve para producir civilizaciones como la nuestra, con la consecuente generación de enormes cantidades de deshechos que se transportan fuera de las ciudades, según afirma Fernando Momo en la Revista Ñ del 17-09-05. Pero en un plazo mas mediato, la basura puede aportarnos mucha información sobre los hábitos de una comunidad.
Existe una disciplina de carácter científico denominada “basurología” que a través de la investigación de la basura aporta elementos valiosos para conocer tanto la forma de vida de culturas ya desaparecidas como los hábitos de consumo de la sociedad actual según su ubicación geográfica. Así vemos que en la Ciudad de Buenos Aires, la proporción de basura inorgánica es mayor en barrios como La Boca y Bajo Flores, que en los que están al norte de la Av. Rivadavia. Muchas empresas acuden a la basurología para saber donde reforzar la publicidad de sus productos para lograr mas consumo.
La producción per cápita de los residuos domiciliarios varía según los niveles socioeconómicos. Aumenta en las zonas centrales y residencial – comercial, zonas que corresponden a niveles socio económicos alto, medio alto, y medio. El incremento de basura coincide con el crecimiento del consumo y la reducción se relaciona con los problemas económicos.
Las estadísticas revelan que en la actualidad, en las grandes ciudades cada habitante genera entre 1 Kg. y 1,5 Kg. diario de residuos. Esto determina una inmensa concentración de basura en los barrios con mayor densidad poblacional. En la Ciudad de Buenos Aires, donde se calcula que el 80% de sus 3 millones de habitantes viven en edificios de departamentos, se generan alrededor de 6000 toneladas de residuos por día, utilizándose aproximadamente 220 camiones para su recolección. Esta se realiza en forma manual y en el caso de los residuos domiciliarios se efectúa en horario nocturno.
En el Conurbano, se producen alrededor de 12000 toneladas de residuos diarios, siendo responsable cada municipio de su recolección.
Alrededor del 60% de la composición de la basura de todo el Área Metropolitana es de origen orgánico, lo cual hace imprescindible su recolección diaria.


Los incluidos: Consumo, ¿consumación del ser?

Si definimos a la sociedad actual como perteneciente a un modelo capitalista basado en las clases sociales de acuerdo al consumo, no ya de acuerdo a la acumulación de capital, donde el valor del ahorro ha dejado paso a un consumo desenfrenado . Del Percio dice que este tipo de estratificación se da especialmente en zonas urbanas, en sociedades que han entrado en la etapa llamada postindustrial o de capitalismo tardío. La estratificación Social es un ordenamiento vertical de la población en segmentos, de acuerdo a la función que cumplen en la división social del trabajo, la cual se encuentra condicionada por la estructura de dominación política. De esta manera para este tipo de estratificación los niveles sociales están dados por el monto de gastos para consumo y la ocupación desempeñada. En esta etapa el desarrollo tecnológico le ha quitado importancia al recurso humano dentro del proceso productivo, para pasar a darle relevancia extrema ahora a su rol de consumidor: Ya no importa tanto cuanto tiene uno, sino cuanto gasta, cuanto consume . Dice Del Percio: “.. si lo que define a la nueva estratificación es el lugar que se ocupa en la estructura ocupacional, quien no tiene ocupación esta en peor situación que el siervo en el sistema estamental o que el proletario en el sistema clasista anterior, es un marginal, esta al margen de la sociedad.

Para una gran parte de las personas, ser ciudadano es tener derecho a poseer aquello que otros poseen. Hoy ser ciudadano no es apenas estar al amparo del estado en que el sujeto nació y tener dentro de él derechos políticos, civiles y sociales. La ciudadanía se refiere a las "prácticas sociales y culturales que dan sentido de pertenencia" según Néstor García Canclini. Y lo que da sentido de pertenencia es la posibilidad de tener acceso a lo mismo que el grupo de referencia, tanto en materia de bienes cuanto de servicios.
La posesión de bienes se da a través del consumo, definido como "el conjunto de procesos socioculturales por los cuales se realiza la apropiación y la utilización de los productos" (García Canclini). Estos pueden estar a disposición en cualquier parte y pueden ser consumidos de diversas maneras. El simple hecho de su existencia, transforma a los productos en potencialmente consumibles y da a todos el derecho legítimo de aspirar a tenerlos, ya que fueron producidos, en mayor o menor grado, con el esfuerzo de toda la sociedad.
La globalización de la cultura lleva a la exigencia del derecho al consumo por parte de las personas. El hombre de hoy si no tiene una movilidad social real, puede sentirse bien accediendo a los lugares de consumo, como shopping centers o supermercados, aunque sea solo para compras pequeñas, o para pasear y consumir las vidrieras. (movilidad virtual).
El concepto de ciudadanía, que antes estaba referido a un derecho de participar de las decisiones en la esfera de la política, pasa hoy por la esfera de lo civil, con un énfasis puesto en los derechos del consumidor.
El hombre posmoderno se interesa poco por la política; quiere consumir los diversos bienes existentes. En última instancia, podemos decir que la mayor parte de las personas, aún aquellas que podrían ser clasificadas como "de clase baja". actúan con la finalidad última de obtención de medios para el consumo a corto plazo, dejando de lado cualquier tipo de militancia social. Es cierto que hay movimientos comunitarios para conseguir servicios esenciales como agua, cloacas y hospitales, pero, como observa García Canclini para el caso de México, son reivindicaciones para resolver problemas inmediatos y locales; no se dirigen a efectuar cambios estructurales o macro estructurales.
El observa que hay un concepto desintegrado de los movimientos populares urbanos, que actúan "guiados, casi siempre por una visión local y parcelada, referida a la región de la ciudad en que habitan. Sus reclamos en cada escenario no están contextualizados al desarrollo histórico ni a la problemática en general de la ciudad.

Y el dinero permite consumo, y es por las posibilidades de consumo que la persona se siente o no un ciudadano. Por otro lado, cada vez se precisa menos dinero para sentirse un consumidor. La producción en masa y la de imitaciones ha hecho con que actualmente exista la posibilidad de que personas que no pertenecen a las élites actualmente puedan tener acceso a objetos similares, en una especie de "democracia de consumo" que da una ilusión de democracia en la política que desmoviliza y posterga la búsqueda de soluciones estructurales . Un ejemplo en este sentido es el llamado “voto cuota” que posibilitara en 1995 la reelección de Carlos Menem, gracias al “éxito” del plan de convertibilidad que permitía la compra de todo tipo de electrodomésticos importados a sectores de clase media. (El actual gobierno de Néstor Kirchner tomando nota de esta ansiedad consumista, ha sofisticado las técnicas de clientelismo político, al incluir al rubro electrodomésticos, en las mercancías que son ofrecidas a cambio de voluntades políticas. )


El placer del consumo y la Movilidad Social Virtual a través del consumo y la ostentación

Así como en la edad media, el hecho de poder usar terciopelo podría aproximar a un burgués de un noble, hoy las personas ansían con poder usar una marca famosa comprada en una liquidación, o una imitación más económica de una primera marca, vendida en el supermercado.
Este fenómeno no debe ser atribuido ni a la manipulación de los medios de comunicación ni al consumismo inducido por la sociedad capitalista. El fenómeno del consumo es más complejo; implica relaciones de dominación pero también de imitación. El mimetismo cultural es un móvil importante para el consumo. Las razones de esta necesidad de consumo se encuentran en casi todas las sociedades y en todos los tiempos, con excepción de aquellas comunidades que realizan votos de pobreza por convicciones religiosas. (franciscanos, hinduistas).
Algunos autores afirman que, además de la búsqueda de imitación o compensación, el consumo es una elección consciente de la persona y depende de su cultura. Recuerdan ellos también que actualmente no tiene mucho sentido continuar con clasificaciones dicotómicas: bienes materiales/ espirituales, necesarios a la subsistencia/superfluos. Los bienes materiales traen satisfacción espiritual y los superfluos acaban, con el tiempo, transformándose en necesarios.
De acuerdo a la teoría del consumo simbólico de Bourdieu, no se trata apenas de consumir, sino de mostrar que tipo de bienes se es capaz de consumir. Cuanto más caro, diferente y novedoso, más próximo del consumo deseado cuanto más alejado de lo esencial para sobrevivir, más gratificante, más próximo de la dimensión estética.
Parecería que el consumo de bienes necesarios a la subsistencia no satisface al consumidor. Esto podría contribuir a explicar el fenómeno de que, en países donde hay determinados problemas básicos solucionados, pero hay una cierta austeridad o escasez de bienes de consumo en general, las masas estén disconformes. (Ej. Cuba)
Las visitas a los shopping centers no tienen, muchas veces, como objetivo el consumo puro y simple de bienes concretos. Estar en él hace parte del consumo simbólico, muestra el status de la persona . Pero si bien es innegable que el consumo tiene un aspecto simbólico y de ostentación de status, hay otra dimensión, fundamental para el ser humano, la hedonística, la búsqueda del placer.
El consumo no se refiere apenas a la adquisición de bienes; se refiere a la ilusión del consumo. El hecho de tener en objeto en potencial en una vidriera ya hace la diferencia. Podríamos decir que existe una reflexividad estética aplicada al consumo de imágenes. Hay un placer estético en mirar vidrieras como lo hay en mirar un cuadro.
Aunque la persona no pueda comprar los bienes, la sola ilusión de que puede llegar a hacerlo, le proporcionan placer y hacen que la persona se sienta “incluida” de este mundo.
La gran preocupación que surge de todo esto es que parecería que la posibilidad de ser ciudadano a través del consumo, inhibe, en muchos casos, que las personas se rebelen contra injusticias o carencias. El hecho de poder elegir entre una u otra mercadería crea una ilusión de que se está realizando una elección significativa.

El incremento de la población y el consumo exagerado de objetos innecesarios desechados casi siempre en un periodo corto, acarrea la demanda cada vez mayor de bienes de consumo, muchos de los cuales se presentan envueltos en papel, plástico o cartón; a esto se suma la abundante propaganda y publicidad impresa en papel y repartida en la vía pública y que, casi siempre, es arrojada a la calle. Y allí es donde entra en acción el sector que va a “consumir” lo que los sectores incluidos desechan.




Los excluidos: cartoneros, entre el cirujeo y el reciclaje ecológico

El proceso de empobrecimiento que sufriera la sociedad argentina, casi no tiene parangón en el mundo; desde 1975, la profundidad y recurrencias de las crisis, han hecho aparecer a sectores de la población como “nuevos pobres” , debido a la pauperización de las clases medias argentinas, que se suman a los “pobres de vieja data” o “estructurales” . La causa de este empobrecimiento, trasciende este trabajo, pero no obstante no podemos dejar de afirmar que la misma fue el resultado de una serie de factores de orden externo e interno: una monumental transferencia de recursos del sector publico al privado, endeudamiento externo, perdida de derechos sociales y de políticas publicas eficaces dirigidas a los sectores mas vulnerables.
Según A. López y M. Romeo, estos nuevos pobres son desclasados que conforman un grupo heterogéneo, compuesto por una franja de sectores de clase media empobrecida y los sectores mas castigados por la pobreza estructural. Al analizar las transformaciones de la estructura social metropolitana en los últimos 30 años, llegan a las siguientes conclusiones: la concentración del ingreso pasó de 1974 al 36.42% al 47.39% en 2004; la brecha entre el 10% mas rico y el 10% mas pobre de la población, pasó de 12.3 veces en 1974 a 27.8 veces en 2004; el desempleo pasó de 2.8% en 1974 a 18.6% en 1995. Si en 1974 la clase media ocupaba el 78% de la pirámide social, en el 2004 pasó a conformar solo el 29%; según estos autores la estampida de la pobreza por ingresos lleva 25 años en la Argentina, por lo que esta categoría de nuevos pobres esta caracterizada por aquellos que han dejado de ser o de pertenecer. Y ante este derrumbe algunos sobreviven como pueden, pero sin perder la dignidad que les permita generar su propio ingreso.

El cirujeo como alternativa de sustento logró popularidad en la última década, al punto que los estudios indican que un 25 % de la recolección de residuos corre por cuenta de los cartoneros, en la actualidad. De hecho, los empresarios recolectores empezaron a notar, con preocupación, un merma en los residuos que levantan. También dio lugar a fenómenos como el “tren blanco” que transporta a cientos de cartoneros de José León Suárez a la Ciudad de Bs. As., y del surgimiento de nueve cooperativas que administran el cirujeo para lograr un mayor beneficio en sus participantes. Hoy en día podemos ver también otros ramales de trenes que vuelven a provincia con los carros y las familias después de haber caminado buscando cartón, papel, plástico y demás materiales que piden las bocas industriales como materia prima.
Los que se plantean modificar las relaciones sociales y económicas deben tomar en cuenta a este sector que crece cada día. Algunos cartoneros cuentan con un grado de organización importante, con delegados de los trenes blancos, asociados en cooperativas y hasta convertidos en verdaderos activistas ecológicos.
Las grandes ciudades tienen un especial atractivo porque “la calidad de los residuos es muy alta”. En Buenos Aires se tiran 6 mil toneladas de basura al día. De ese monto, el 24 por ciento es papel y hay una gran proporción del codiciado papel blanco. Esto explica que llegue gente desde lugares distantes a cirujear a la Ciudad. “En los primeros años de la convertibilidad hubo un aumento del consumo por parte de la población y, en forma coincidente, un incremento en la generación de residuos que van a los rellenos sanitarios”, explica el antropólogo Francisco Suárez, docente e investigador de la Universidad Nacional de General Sarmiento. En ese aumento del volumen de residuos influyó además –dice el especialista– el aumento en la cantidad de productos importados, como el vidrio y el papel, y la consiguiente reducción del reciclado de esos materiales. “Era más barato comprarle papel a Brasil o metales no ferrosos a Chile que reciclar acá”, pone como ejemplo.
La producción de residuos se estancó después del fenómeno Tequila (1994) y, con más fuerza en el ’99, producto de la recesión. En ese tiempo, a la sombra de la desocupación, comenzó a crecer la presencia del cirujeo. “En 1999, en los municipios de José C. Paz y Malvinas Argentinas, el 25 por ciento de los residuos ingresaba en el circuito informal de recolección”, dice Suárez, citando un trabajo de campo realizado por el Instituto del Conurbano, dependiente de dicha Universidad.
Durante el período 2000/2002 la producción de basura se contrajo en los sectores más afectados por la crisis y en los sectores de mayor nivel de consumo, por el trabajo realizado por los “cartoneros”.
La presencia creciente de los cartoneros preocupó a las empresas de recolección en la ciudad de Buenos Aires, cuyos beneficios se originan en las toneladas de basura que recogen. “A mediados de 2001, atribuían al cirujeo una caída del 5 al 10 por ciento en la recolección. En función de estudios realizados se estableció que cada concentrador de materias primas, recibe 50 toneladas por día de material y esto permitió establecer aproximadamente que 25.000 hogares, 100.000 personas vivan de la recolección.
El aumento de las materias primas importadas provocó una revalorización del vidrio y los envases de plástico y de aluminio, así como del papel y el cartón. Esto derivó en un aumento de los precios que pagan los intermediarios a los recolectores por esos materiales.
Los cartoneros porteños mueven 100 millones de pesos por mes, cada uno de ellos gana un promedio de entre 5 y 6 pesos diarios. Del total del dinero que producen con el reciclaje de residuos, la mitad queda en manos de 6 acopiadores, según una investigación de Pilar Ferreyra de Clarín.
Solo en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, el conglomerado urbano mas importante del país, existen unas 100 mil personas que sobreviven de la recolección de residuos, mayormente papel, cartón y aluminio. El 46 por ciento de los residuos de la gran ciudad, son botellas, papel, cartón, latas y envases. Cada uno de estos recicladores de la marginalidad llega a juntar, diariamente, entre 40 y 50 kilogramos que vende a chatarreros y acopiadores, obteniendo un magro beneficio.

Entre la solidaridad y las mafias
La recolección informal introdujo un cambio en los hábitos de los vecinos, que se sostiene en el tiempo. Se estima que el 20% de los vecinos separa papel y cartón del resto de los residuos. Sectores ecologistas sugieren que esta selección debería aumentar y extenderse a otros residuos como vidrios, plásticos y metales que pueden ser reutilizados en la industria. En la ciudad de Buenos Aires, existe un proyecto que entro en vigencia a partir de febrero de 2003, donde se debía separar los residuos en bolsas diferentes según sean orgánicos o inorgánicos.
La percepción de que la ciudadanía está más cerca de los cartoneros se refleja en números :el 45% de los encuestados por Clarín opinaron que los cartoneros les despiertan un sentimiento solidario; el 33% compasión y solo el 15% rechazo. Grupos de vecinos y asambleas barriales suelen organizar campanas de vacunación antitetánica y comederos para los cartoneros y sus familias.
El Gobierno porteño posee un registro de 8000 personas en su Programa de Recuperadores Urbanos, que otorga becas para posibilitar la continuidad de los estudios de sus hijos, en la que aparece como primera propuesta oficial que contempla esta actividad.
Pero todas estas iniciativas particulares y oficiales, no esconden otra dura realidad con la que deben convivir los Recicladores. Al haber menos cosas que recoger de las calles, las mafias dominan con mayor poder a quienes, desesperados por la necesidad del alimento, llegarán hasta los golpes por apenas unos magros cartones.
En algunas zonas hay individuos que hacen una primera pasada en camioneta, según una investigación realizada por la revista de actualidad “Gente”. La zona de la calle Pasteur, Lavalle y Av. Corrientes en el Once es el ejemplo. Solo después que estas camionetas pasan, las familias podrán revisar los rezagos. Si eso no se cumple, las amenazas de golpiza, serán realidad. En zonas como Puerto Madero, Av. Libertador, Patio Bullrich, Recoleta y otros, los residuos se retiran puerta a puerta, justamente para evitar que los cartoneros tengan acceso antes y den a la “sociedad “ una mala imagen
De los residuos que podrían ser reciclados (28% de toda la basura generada), el 70% es recolectado por los cartoneros. Estas proyecciones surgen de un informe del Ente Único Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad de Buenos Aires con base a un estudio realizado por el Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Universidad de Buenos Aires y datos de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE).
La misma fuente indicó que la basura que podría ser reciclada (papel, diarios, revistas, cartones y vidrios) es recogida de las veredas porteñas por unos 22.000 cartoneros que luego la venden a los acopiadores. "Mientras cada cartonero recibe unos $190 por mes, cada acopiador se hace de unos $ 70.000 mensuales. Se sigue manteniendo el modelo de concentración económica ", analiza José Luis Di Lorenzo, director del Ente Regulador.

Dado que la recolección callejera de residuos es una actividad informal que en los últimos dos años creció vertiginosamente a causa de falta de actividad económica y del aumento del desocupación, los números son difíciles de verificar. Así, en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires coinciden con las autoridades del Ente Regulador en que el 50% del negocio de la recolección de basura queda en manos de los acopiadores. Pero difieren en las restantes cifras. Según Eduardo Hecker, secretario de Desarrollo Económico del Gobierno porteño, el negocio mueve unos 150 millones de pesos por año y son unos 40.000 cartoneros los que entran y salen diariamente de la Capital. De esta forma, si la mitad queda en manos de los acopiadores, cada cartonero gana $156,25 pesos por mes. Unos $5,20 cada día. "Sólo 100 millones corresponden a papel y cartón. Lo que queda son vidrios, plásticos y metales", señaló Hecker.

Recicladores Urbanos:
desde JUANITO LAGUNA al CARTONERO BAEZ

Hace mas de cuarenta años, Antonio Berni pintó una serie de cuadros con un personaje al que llamó Juanito Laguna. Este niño que vivía en una villa de emergencia, dormía en un basural, soñaba con la exploración espacial y se ganaba la vida recogiendo residuos en las calles. Para crear un clima apropiado, Berni utilizaba latas viejas y otros desechos en los collage incluidos en sus cuadros. Con ese personaje puesto en las elegantes galerías de arte, Berni trataba de despertar la atención de la sociedad hacia las víctimas de las políticas de industrialización de las décadas de 1960 y 1970. En aquella época se utilizaba la expresión "marginados", porque se trataba de sectores minoritarios, a los que no había llegado el bienestar del resto de la población. El cartonero Báez se hizo tristemente famoso como testigo del crimen de Alicia Muñiz, en manos de su pareja, el ex boxeador Carlos Monzón. Aparecía por entonces en los medios masivos, esta nueva profesión surgida de la pobreza y la marginalidad y sin saberlo estábamos ante un preanuncio de lo que vendría: hoy cientos de miles de argentinos viven de lo que otros desechan. Cada día, los cartoneros recorren las calles de las ciudades con sus carros a caballo, carretas de mano y hasta camiones, para juntar cientos de toneladas de basura que les permite sobrevivir en una época en que el trabajo formal es un bien en extinción.Mas allá de la modificación de los problemas estructurales que contiene una sociedad cada vez mas desigual en términos de ingreso, se hace necesario implementar un desarrollo sustentable de los residuos a partir de un plan que debería tener como objetivos evitar y minimizar la generación de desechos, reduciendo su generación en origen (evitando el consumo superfluo), optimizando la recuperación para el reciclaje y la reutilización. Esto es, la introducción de hábitos y procesos de reciclado sistemático que se enfoquen en la creación de fuentes de trabajo, en parar el ataque diario que se le hace a la naturaleza y en mejorar el nivel de vida de grandes sectores de la población. Para lograrlo, uno de los planteos es la difusión y práctica de la clasificación en origen. Separar los desechos orgánicos e inorgánicos (la basura orgánica se puede utilizar para hacer fertilizantes no químicos o gas por fermentación -biogás- y gran cantidad de la inorgánica puede ser reciclada) e incluir en los cursos educativos estos temas para que las nuevas generaciones tengan interés y responsabilidad social. Se considera residuos a todos aquellos elementos sobrantes de las diferentes actividades que realizamos los seres humanos. Al ser desechados, muchos de ellos alteran el ecosistema produciendo uno de los más importantes factores de contaminación y de degradación del medio ambiente. Tras el objetivo de vivir en un mundo más sano, con un medio ambiente menos contaminado, y buscando aprovechar todo lo utilizable de esa montaña de basura generada diariamente, el reciclaje aparece como la alternativa viable y necesaria para resolver esta problemática.
Se denomina reciclaje a la separación de determinados residuos con el objetivo de reingresarlos al sistema productivo a fin de transformarlos en nuevos productos utilizables por el ser humano. Este proceso permite no sólo disminuir el volumen de basura desechada, y en consecuencia la contaminación ambiental, sino también ahorrar energía, materias primas, recursos naturales renovables como los árboles, o no renovables como el petróleo. Consumiendo menos combustibles fósiles se reduce también el efecto invernadero.
Esta tarea exige que tomemos conciencia de la importancia del reciclaje como un arma más para proteger nuestro planeta. Todos debemos ser protagonistas de esta cruzada, partiendo de la base de que todos somos responsables de la generación de residuos.
Sabemos que el reciclado de la basura es disminución de uso de energía, es no talar árboles para fabricar papel, es no extraer minerales para fabricar vidrios y/o metales sino refundirlos disminuyendo el uso de energía y de recursos no renovables.

Final: consumo racional , ¿consumo para todos?
Según J.J. Sebreli tanto en la crisis de 1989 como la del 2001 las causas de las mismas hay que encontrarlas en la existencia de una sociedad empeñada en vivir por encima de sus posibilidades, que incurría en gastos que excedían sus ganancias, consumiendo mas de lo que producía. El déficit fiscal generaba deuda externa, los intereses de la deuda se pagaban con nuevas deudas o con inflación, hasta que, en periodos recesivos, se llegaba a la quiebra del estado.
Si asumimos como valida esta afirmación, se hará necesario tener presentes las recomendaciones del informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo citadas por Del Percio, que nos hacen reflexionar acerca de las conductas patológicas generadas por el poder destructivo del consumismo desenfrenado como fuente de exclusión social : “Claramente el consumo es un medio esencial, pero los vínculos no son automáticos. El consumo contribuye claramente al Desarrollo Humano cuando aumenta la capacidad y enriquece la vida de la gente sin afectar negativamente el bienestar de otros. Contribuye claramente cuando es tan justo con las generaciones futuras como con las actuales. Y contribuye claramente cuando estimula a individuos y comunidades vivaces y creativos. Pero con frecuencia se rompen los vínculos, y, cuando así ocurre las pautas y tendencias del consumo son hostiles al Desarrollo Humano”.-
BIBLIOGRAFIA

BOURDIEU, P.- La economía de los cambios simbólicos, San Pablo., Perspectiva, 1974.
DEL PERCIO, ENRIQUE M.-Tiempost Modernos-Una Teoría de la Dominación- Altamira, 2000.-
GARCÍA CANCLINI, Néstor. Consumidores y Ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización, Grijalbo. México, 1995.
LOPEZ, ARTEMIO y ROMEO, MARTIN-La Declinación de la Clase Media Argentina. Transformaciones en la estructura social (1974-2004), Libros de Equis, 2005
MINUJIN, ALBERTO y KESSLER, GABRIEL- La Nueva Pobreza en la Argentina, Temas de Hoy-Planeta, 1995.-

SEBRELI, JUAN JOSE- Critica de las Ideas Políticas Argentinas, Ed. Sudamericana, 2002.-

Diario Clarín

Fuentes
· Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE)
· Diario Clarín
· Ente Regulador de Servicios Públicos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
· Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Universidad de Buenos Aires
· Publicaciones del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento
· Publicaciones del Sindicato Único de Trabajadores Encargados de Edificios de Propiedad Horizontal
· Revista Gente
· Revista Ñ