
Es que hay demasiado dolor en el mundo para preocuparse por pormenores personales. Es que es tanta la porquería rebosando por todos lados que mirar duele, que entender duele mucho. Las cuotas de individualismo alcanzan niveles elevados en gran cantidad de personas. Los pormenores personales son los protagonistas para muchos. Y es que vivimos en una sociedad en la que uno tiene que preocuparse mucho de su estética, mucho de lo que consume, entre otras cosas; si quiere encajar, claro está.
Hay mendigos por doquier, hay cartoneros: hay desposeídos, y resulta doloroso, más cuando son niños. Niños buscando comida en la basura para comer. Rebajando su dignidad de diferentes formas para poder sobrevivir, como si fuesen quien sabe que clase de escoria de la sociedad. Contrastando, las problemáticas personales convencionales se vuelven harto insignificantes. No hablo de lástima: da bronca, se siente una impotencia inexplicable al ver criaturas en un estado totalmente indefenso. Lo peor que puede pasar, y que lamentablemente no es algo raro, es pensar que es una situación inevitable, que es algo “que pasa y ya”, que es algo a lo que hay que acostumbrarse.
Es hipócrita pensar de esa forma. Ese pensamiento es inadmisible, se debe luchar contra eso; no es “problema ajeno”. Sabemos que la solución no esta en dar dinero, aunque se haga, porque la situación no se soluciona así, porque seguirá sucediendo.
Centremos la cuestión en los “niños de la calle”, hay una expresión artística inmejorable al respecto: Juanito Lagunas, creación de Antonio Berni. Juanito es la representación de innumerables chicos de nuestra tierra. Niños que deberían tener una niñez digna, que no pueden defenderse, que su situación es uno de muchos estigmas de la sociedad actual.
Los desechos de las sociedades de consumo metropolitanas son la vida de ellos. No existe forma de echarles la culpa de su situación ¿Quién lo haría? La inocencia de un niño y la ingenuidad que representa no lo admiten. En relación con ello, su vida aplastada y pisoteada es algo indignante.
El niño no sabe leer, tiene hambre, tiene sueño, tiene frío, tiene calor… no tiene posibilidades de aprender, no tiene que comer, no tiene donde dormir, no tiene con que cubrirse, no tiene con que mitigar el calor… No tiene, esta desposeído. Y nadie lo escucha, nadie lo mira; saben que esta ahí, pero lo ignoran deliberadamente. Muchos de lo que lo hacen están preocupados, preocupados por su propia situación que les impone la sociedad en que viven: consumir, competir, ser mejor que el otro; ser mas que, tener mas que; y todo en una lógica –ilógica- narcisista de la muchos se vuelven esclavos. Esclavos de la imagen, esclavos de lo superfluo. Por eso es no interesa que pase a los juanitos, es por eso que no lo miran, no lo escuchan, es por eso que no lo quieren percibir. Él, en cambio, si percibe cuando no lo ven y cuando lo ignoran deliberadamente. No entiende…y si llegado el caso se resiente con la sociedad y no se adapta, aplaudirán cuando las fuerzas represivas lo ajusticien.
Los que se atreven a mirar, los ven por doquier, y la bronca, la impotencia, el dolor se vuelve propio. Los que quieren hacer algo no significa que puedan; querer no es poder… y poder a veces, no es querer: es escandaloso saber cuanto ganan algunos miembros de grandes ONG´s. Ver, pensar y entender no alcanza si no se hace algo concreto. ¿Qué seria hacer algo concreto? Luchar en la base buscando solución, o acumular fuerzas haciendo que otros miren, piensen y entiendan.
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Si quieren saber mas sobre Juanito Lagunas: http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi98/JuanitoyRamona/Juanito%20Laguna.htm